Uno de los lugares más representativos del municipio de Envigado es La Catedral; un espacio rodeado por grandes y largos senderos, mucho verde, algunas ruinas y un silencio que genera calma. El sitio atrae constantemente visitantes locales y turistas que buscan realizar caminatas por los alrededores y que tratan de llegar a la cumbre.
No siempre fue un espacio de tranquilidad y menos para realizar actividades al aire libre. En el año de 1992 ya estaba levantada la que fue la cárcel personal del narcotraficante más conocido del país, Pablo Emilio Escobar Gaviria, un sitio diseñado por él mismo en el cual se recluyó con el fin de evitar una extradición a Estados Unidos.
Un artículo del medio de comunicación El Espectador, publicado en el año de 2012, cuenta que el sitio contaba con lujosas habitaciones, canchas de fútbol, amplias salas de juego, gimnasio y una catarata natural; desde allí el jefe del cartel de la droga en Medellín controlaba sus negocios, ordenaba asesinatos, realizaba torturas e igualmente mataba personas con la ayuda de sus secuaces, que igualmente estaban cautivos allí.
Se lee en el escrito que las fiestas duraban días, con abundancias excesivas de alcohol, droga y mujeres que eran llevadas exclusivamente para él y sus compañeros. Cuando salieron a la luz estas actividades, el expresidente César Gaviria ordenó su captura y en la noche del 21 de julio de 1992 Escobar se fugó.
El lugar quedó completamente vacío e inmediatamente los vecinos comenzaron a saquearlo y derrumbarlo, convencidos de que la edificación escondía una inmensa fortuna.
El portal Centro de Historia de Envigado, publicó este mismo año una nota explicando como el destino de La Catedral cambió por completo en 2007 con la llegada de un grupo de monjes benedictinos que levantaron, entre los espacios de lo que fue la cárcel, un lugar de paz y oración.
Los predios fueron entregados en comodato por la Alcaldía de Envigado, a monseñor Elkin Ramiro Vélez Gaviria en el año de 2015. Actualmente allí está construida la Fundación Monástica Santa Gertrudis La Magna, un hogar geriátrico sin ánimo de lucro que también funciona como monasterio.
En una entrevista que le realizó El Colombiano Vélez , él dice “la montaña tiene algo raro”; afirma que tanto él como los ancianos que viven allí ven en las noches pasar sombras, escuchan puertas que se abren y se cierran solas, oyen sonidos extraños y quejidos.
Según el hombre, con el tiempo y las constantes oraciones que se han hecho han mitigado este tipo de extraños hechos que ellos asocian con lo que allí pasó hace tanto tiempo, pues La Catedral fue un lugar de hechos atroces.
Esta fundación acoge ancianos de escasos recursos, adultos mayores que han abandonado y desvalidos. Muchos de los miembros del monasterio, aparte de todos sus estudios, han adquirido conocimiento en medicina para poder cuidar apropiadamente de todas las personas que allí se encuentran.