Hay un virus que tiene menos prensa que el COVID-19 y es mucho más letal, pero sorprendentemente la información publicada al respecto no se recuerda siquiera al día siguiente, cuando las víctimas son sepultadas en los cementerios y en el olvido.
En 2019 fueron cerca de 550 feminicidios en Colombia, más de uno diario. La información no es fácil de encontrar de manera completa, unificada y georeferenciada, no obstante hoy conocemos de memoria los síntomas y las líneas para reportar sospechosos de coronavirus, cuando hace apenas tres meses ni conocíamos su nombre, pero ¿sabemos cómo ayudar a una mujer víctima de violencia?.
A pesar de que el 73% de los casos de abuso sexual se cometen contra las niñas, las acciones emprendidas para evitarlo, prevenirlo o denunciarlo de manera colectiva, no tienen la suficiente fuerza pedagógica en los medios de comunicación, gobiernos, familias, empresas e instituciones educativas, a pesar de que las cifras son escalofriantes: cada 3 horas una mujer es víctima de feminicidio en latinoamérica. Es decir, mientras escribo este artículo, hemos perdido a una. Cuando ustedes lo lean, habrán sido dos. ¿cuál es la solución?
Expertos coinciden en que la empleabilidad y el aumento de la escolaridad tanto en hombres como en mujeres, baja los índices de violencia, pero no tenemos más tiempo.
Sofia, la menor de 14 años hallada muerta en el municipio de La Estrella, no tuvo tiempo para esperar.
Ojala existieran campañas tan intensas de prevención de la violencia contra la mujer como la que vivimos actualmente con el Coronavirus, análisis demográficos, sociales, económicos, estadísticas en tiempo real, reportes inmediatos de riesgo y acciones contundentes de contención y no flores, chocolates y credenciales por el día de la mujer de cada año mientras siguen asesinando a 85.000 mujeres al año, 50.000 mil de ellas a menos de sus parejas y familiares.