Rosellón, la fábrica que durante mucho tiempo impactó de manera positiva a miles de envigadeños

Imagen: Fotos Antiguas de Envigado

Sin duda alguna, Envigado es un municipio que se ha destacado por su aporte a la economía antioqueña. Esto se debe a que históricamente ha contado con un legado de grandes empresas.

Una de ellas fue Rosellón, una fábrica de textil que durante décadas fue el eje de la vida económica no solo de Envigado sino de Antioquia. Esta importante empresa fue fundada en 1912 por los hermanos Heliodoro y Roberto Medina, e incorporada en 1942 a Coltejer, la industria textil que llegó a ser la más grande de América Latina.

Según un artículo publicado por la revista Semana, para los años sesenta aproximadamente 3.000 familias envigadeñas obtenían el sustento de esta empresa. Además, los empleados disfrutaban de una buena remuneración salarial, de un subsidio familiar y de beneficios como el comisariato, en el cual adquirían a precio de costo todos los productos de la canasta familiar, incluida la carne y toda clase de telas.

Rosellón fue fundamental en muchos ámbitos del municipio, tuvo un gran impacto y gracias a la fábrica se generó bienestar a la población convirtiendo a Envigado en una ciudad vinculada al mundo de la producción industrial moderna.

De acuerdo con el Centro de Historia de Envigado, el establecimiento de la fábrica fue clave para la expansión urbana del municipio. Rosellón propició principalmente el desarrollo del sector oriental de la ciudad, abrió nuevas calles y zonas futuras de expansión urbana, como el barrio Mesa Jaramillo (1923-1926), el Barrio Obrero, la margen nororiental de la quebrada La Ayurá, las lomas del Escobero y las Brujas, La Mina y Chinguí. Del mismo modo, en el sector de El Salado, la fábrica requirió la apertura del camino que conducía a sus instalaciones, lo cual propició el surgimiento de casas a lo largo del mismo y la urbanización de las tierras aledañas.

La empresa comenzó a desaparecer en 1995, cuando sus directivos tomaron la decisión de reorganizar sus plantas de producción, cerrar las instalaciones de Rosellón, y trasladar sus máquinas y trabajadores a Sedeco.

Los terrenos que ocupaba la fábrica se transformaron en nuevas urbanizaciones y unidades residenciales de estrato cuatro. Además, en una franja que se utilizó como medio de pago al municipio, por deuda de impuestos, se constituyó la actual Institución Universitaria de Envigado.

Sin duda alguna, Rosellón dejó una huella imborrable en Envigado que aún se refleja en el municipio y en sus personas. Tuvo un impacto poderoso y positivo que generó por mucho tiempo el bienestar de las familias envigadeñas.