La Catedral, de “jaula de oro” de Pablo Escobar en Envigado a hogar geriátrico

Se supone que una cárcel es un lugar para castigar y corregir a aquellos que infringen la ley cometiendo distintos delitos que son punibles en una sociedad. Y se podría decir que en una prisión se condena a los homicidas que en ocasiones hasta se le ríen en la cara a los familiares de la víctima.

Eso era lo que se pretendía hacer en los años 90 con Pablo Emilio Escobar Gaviria, castigarlo y condenarlo por todos los crímenes que cometió siendo uno de los narcotraficante más temidos y poderosos de Colombia. Tal era la magnitud de su poder que él mismo mandó a construir una cárcel para entregarse a la justicia colombiana.

Se trata de la cárcel La Catedral, ubicada en el municipio de Envigado y que fue construida en un lote que pertenecía al narcotraficante. La prisión es  conocida por ser el lugar donde Escobar fue encarcelado a cambio de no ser extraditado a los Estados Unidos. Su detención fue acordada con el gobierno del entonces presidente, César Gaviria.

Para su entrega, el jefe del Cartel de Medellín exigió un trato respetuoso y garantías para su vida durante el tiempo de reclusión, y sí que lo tuvo, Escobar armó en su “jaula de oro” como también se le dice por las excentricidades que había en ella, un bunker donde junto a sus subordinados siguió manejando sus negocios criminales hasta que huyó de ella el 22 de julio de 1992.

Según información de archivos, La Catedral tenía habitaciones de lujo, una discoteca, sauna, un cuarto para jugar billar, muebles finos y una cancha de fútbol que se usaba como pista de aterrizaje.

La lujosa celda de Pablo, era un bunker que lo protegía de posibles ataques por parte de sus enemigos. Además, también se dice que la cerámica de los pisos de la prisión fue importada desde Italia.

Con la fuga de Escobar, La Catedral quedó vacía y los habitantes de la zona estaban convencidos de que sus muros escondían una fortuna y saquearon el lugar durante meses sin encontrar nada.

La famosa jaula de oro de la que se fugó el narcotraficante hace más de tres décadas, se transformó en el 2012 en un refugio que acoge ancianos sin recursos y que busca con su labor social, alejarse del narcoturismo.

En ese espacio ahora funciona la Fundación Monástica San Benito, dirigida por monjes benedictinos encargados del asilo, de un monasterio y una iglesia que tiene a la Virgen Desatanudos como la responsable de que lleguen feligreses a orar y contrasten todo el caos que un día se vivió en la que fue conocida como La Catedral. Allí se tejen diferentes relatos dedicados a la oración, el trabajo social y la paz.