José Alonso Molina es un entrenador de béisbol del Inder de Envigado. Su pasión por este deporte nació a los diez años, cuando el esposo de una tía suya lo llevó a ver un partido de los Juegos Centroamericanos, y allí se enamoró.
Su filosofía de vida siempre ha sido enseñar a los demás que por medio del deporte, especialmente a través del béisbol, no solo se aprende de la disciplina que se practica, sino de la vida en sí.
Este hombre busca constantemente que “sus muchachos”, como llama a los jóvenes que entrena, sean conscientes de que a través del deporte se puede aprender de los altos y bajos del diario vivir, buscando enseñarles a ser mejores personas.
El entrenador cuenta que ha recibido en sus grupos jóvenes con problemas de droga, personales y familiares. Algunos de ellos, antes de entrar al grupo de béisbol, no estudiaban bachillerato, hacían parte de grupos marginados de algunos barrios del municipio de Envigado y vendían sustancias alucinógenas para poder tener dinero y ahora gracias a este deporte tienen un proyecto de vida.
Así como les enseña a jugar, les enseña los valores importantes que una persona debe tener, disciplina, respeto, responsabilidad, perseverancia, compromiso. Dice José, “los formo no solo para jugar bien, sino para ser personas de bien”.
Para él la satisfacción más grande es saber que sus estudiantes se han convertido en mejores personas desde que están en sus equipos. No solo hace el papel de entrenador, sino también el de amigo, hermano mayor, psicólogo y hasta padre.
Quiere que sus jóvenes aprendan tanto de la derrota como del triunfo, enseñándoles a hacer la similitud que esta parte del deporte tiene con la vida, a aceptar lo bueno y lo malo, pero sin rendirse ante las circunstancias.
Cuenta que lo llenan de alegría esos momentos en los que se encuentra a sus estudiantes y ellos lo saludan con gran afecto, mientras le agradecen por la ayuda que les brindó en los momentos difíciles, el acompañamiento y haberles hecho entender qué camino tomar para llevar sus vidas, a pesar de sus entornos, de la mejor forma posible.
Inicios en béisbol
En la época en la que cursaba primaria, en el colegio de la UPB, José descubrió que había una enorme cancha de béisbol que inmediatamente captó su atención; días después de haberse dado cuenta de esto, no dudo en presentarse a las convocatorias para hacer parte del equipo de la institución.
Molina cuenta que todos los años esperaba con ansias la época de vacaciones, no por los viajes a conocer el mar o por los paseos familiares, sino por poder jugar béisbol todo el día con sus amigos del barrio, levantarse a ayudar en su casa con afanes de salir rápido y quedarse hasta la noche bateando una bola y corriendo.
Con el pasar de los años entrenando béisbol, y tan solo a la edad de 22 años, logró hacer parte del equipo de la Selección de Antioquia, donde conoció al bicampeón mundial José Miguel Corpas, quien le ayudó a perfeccionarse más en esta disciplina.
Época como entrenador de béisbol
A la edad de 26 años José ya tenía a su hijo Tomás, a quién le regaló una pelota y un bate de plástico para que jugara con él y pudiera aprender todo sobre este deporte.
Lo llevaba a ver entrenamientos de béisbol para que pudiera entender más a fondo en qué consistía el deporte y lograra comprender que no solo era batear una bola y salir corriendo, sino sentir la emoción en cada lanzamiento y en cada movimiento porque no se sabe que va a pasar en la jugada.
Expresa Molina que un día cualquiera, mientras su hijo veía un entrenamiento, el instructor se acercó a él a preguntarle que si iba tanto y quería pasar ese aprendizaje a los demás, porque no se preparaba para ser entrenador, así fue.
Lleva 25 años enseñando este deporte que tanto lo apasiona, visitando colegios del municipio de Envigado como lo son la Escuela Fernando González, el Instituto Marceliano Vélez y el Colegio Pío XII, tratando de visibilizar esta disciplina e invitando a los estudiantes a hacer parte de sus grupos de entreno.