¿Qué hay detrás de un bostezo? Un neurólogo de la U. de A. revela su verdadero propósito

Más que un gesto de sueño, es un reflejo con funciones cerebrales, sociales y hasta evolutivas.

¿Qué hay detrás de un bostezo? Un neurólogo de la U. de A. revela su verdadero propósito

Aunque solemos asociarlo al cansancio o al aburrimiento, el bostezo esconde una compleja función cerebral que va mucho más allá de lo que parece. Así lo explica Omar Fredy Buriticá Henao, neurólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, quien recientemente compartió una explicación científica que ha generado gran interés en redes sociales.

De acuerdo con Buriticá, bostezar es una acción involuntaria que cumple varias funciones fisiológicas clave, entre ellas el control de temperatura cerebral, la regulación del oxígeno en sangre y la activación de procesos sociales vinculados con la empatía.

Una bocanada de aire para enfriar el cerebro

Según teorías actuales en neurociencia, uno de los principales objetivos del bostezo es regular la temperatura del cerebro, ya que al abrir la boca e inhalar profundamente, el cuerpo logra un leve enfriamiento del flujo sanguíneo cerebral, algo que puede ser especialmente útil en situaciones de fatiga mental o sobrecarga de información.

Además, este mecanismo ayuda a compensar bajos niveles de oxígeno y altos niveles de dióxido de carbono en la sangre. En esos momentos, el hipotálamo, una estructura clave en el cerebro, activa el bostezo como una forma de mantener la estabilidad respiratoria y circulatoria.

También comunicamos cuando bostezamos

Más allá de su función fisiológica, el bostezo tiene un papel social poderoso. Buriticá explica que este reflejo puede ser “contagioso” por una razón evolutiva, animales como chimpancés o ratas también imitan este gesto dentro de sus grupos como una manera de sincronizar comportamientos, generar alerta colectiva o fortalecer vínculos sociales.

Este fenómeno, conocido como bostezo empático, se presenta con frecuencia en contextos grupales como aulas, oficinas o reuniones. Al parecer, cuando alguien bosteza, no solo está regulando su cuerpo, sino también respondiendo inconscientemente al estado emocional compartido de su entorno.

En definitiva, el bostezo no es una simple señal de aburrimiento. Es un reflejo complejo que ayuda a enfriar el cerebro, mejorar la oxigenación y promover la conexión social. La próxima vez que alguien bostece frente a ti, puede que no esté desinteresado, tal vez solo está sincronizando su cuerpo con el mundo que lo rodea.

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